Hay historias de adopción que parecen escritas por el destino, y la de Lidia y Paul es una de ellas. A veces, los animales llegan a nuestras vidas en el momento justo, cuando más los necesitamos… y cuando más nos necesitan
Cuando un peludo encuentra un hogar, no solo cambia su vida, sino también la de la familia que lo adopta. La conexión entre humanos y animales es algo mágico, capaz de llenar vacíos, curar heridas y devolver la alegría a un hogar. Y eso es precisamente lo que pasó con Paul, un pequeño gatito que tuvo un comienzo difícil pero que, gracias a Lidia, ha encontrado la felicidad que siempre mereció.
Un giro inesperado para Paul
La vida de Paul no ha sido fácil. Desde muy pequeño, tuvo que enfrentarse a la dureza de la calle, a la falta de comida y a los peligros que conlleva no tener un hogar. Como si eso fuera poco, la DANA lo golpeó con fuerza, dejándolo en un estado muy delicado. Cuando lo rescataron, estaba desnutrido, con bronquitis y plagado de pulgas.
Pero Paul, demostrando una fortaleza increíble, luchó por su vida y consiguió recuperarse.
Lo que Paul no sabía es que su suerte estaba a punto de cambiar. A kilómetros de distancia, Lidia aún lloraba la pérdida de su gata Nina, quien había sido su compañera durante 16 años. La casa se sentía vacía sin ella, y aunque en su corazón quedaba un gran amor por los animales, no estaba segura de si era el momento adecuado para adoptar de nuevo.
Sin embargo, un día, mientras navegaba sin rumbo fijo por KiwokoAdopta, algo la hizo detenerse en seco: la foto de Paul. Había algo en su mirada que la conmovió profundamente.
“Sentí algo especial y conecté con su triste mirada”, nos cuenta.
En ese instante, supo que debía hacer algo por él.

Un nuevo comienzo lleno de amor
Después de hablarlo con su familia, Lidia tomó la decisión de adoptar a Paul. Sabía que él había pasado por mucho y que necesitaba un hogar lleno de cariño y cuidados. En cuanto Paul estuvo completamente recuperado, llegó el gran día: Lidia fue a buscarlo para llevarlo a casa.
Como al venir de la calle se desconocía su fecha de nacimiento, en su cartilla decidieron anotarle el 6 de enero de 2024, un día muy especial.
“El día más mágico del año, como él”, dice Lidia con emoción.
Desde entonces, Paul ha llenado el hogar de Lidia de alegría y amor. Aunque por ahora es el único peludo de la casa, se ha convertido en el centro de atención y en el mejor amigo del hijo de Lidia. “Estamos encantados con él”, nos cuenta.

Esta historia nos recuerda algo muy importante: cuando adoptamos, no solo salvamos la vida de un animal, sino que ellos también transforman la nuestra. Paul encontró en Lidia a su ángel de la guarda, y Lidia descubrió en Paul un nuevo compañero que la ha ayudado a sanar su corazón. 💙
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