Siempre envidié la vida del humano… hasta que el humano envidió la vida de las mascotas.
Día 55
Todo parecía que iba bien, en el
parque oía rumores, parecían buenas
noticias. Y como ya sabéis que a mí no
se me escapa ni una, agudicé el oído.
Hablaban algo de las dichosas fases,
esas que son todo un quebradero de
cabeza para Mateo (el pobre no se
entera ni para atrás). Pasábamos a
una nueva o algo así, y de nuevo los
bares abrirían, y esto señores
¡era el sueño de Mateo! Intenté
contárselo con unos ladridos
y moviendo bien el rabo,
pero oye, este chico está a
por uvas.
Al llegar a casa, todo
era alegría, supongo
que también
habrían escuchado
los rumores. Mateo
no tardó en salir al
súper. Al volver, llegó
cargado de cervezas para 20. ¿Hola?
¿Qué estaba tramando este chico? ¿Y
Sonia decorando la terraza? ¿Eran
estos los preparativos para una fiesta
como las de antes? Durante la tarde
todo fueron jijis y jajas, hasta que el
señor con el traje salió en la tele y todo
fueron lágrimas... Y es que Madrid no
pasaba a la final ¡PERDÓN! de fase. Y
ahora, ¿cómo salimos de esta?
Día 57
VEO A MATEO PREOCUPADO POR
LAS FASES.
Dice que no se aclara… Se ha
encerrado en su habitación para
entender bien cuáles son sus derechos
y sus restricciones. Una hora y media
después, abre la puerta sudado, con
restos de pistachos en la barba, y con
los ojos cansados: ‘’No me entero de
nada Rambo’’.
Le miro con cara de “¿Qué me estas
contando? A mí sácame a pasear” Y
me dice:
‘’Imagínate Rambo: soy un señor de
81 años y quiero ir a comprar el pan
en bici, con mi sobrina que tiene 10
años, durante la fase 0 en Madrid… ¿A
qué hora debo salir? ¿Y si en vez de mi sobri, fueses tú Rambo? ¿Saldríamos
a la misma hora?... ¿Y SI ESTOY EN
CANARIAS Y QUIERO IR EN GUAGUA?
¿¿¿¿A QUÉ HORA TENGO QUE LLEVAR
MASCARILLA?????
Entonces sentí que le habíamos
perdido, que no tenía solución, que
luchó hasta el final, pero ahora
Sonia y yo estábamos obligados a
cuidarle y a rellenar el formulario de
subvenciones del Estado.
Menos mal que en el paseo de la
tarde Sonia y yo nos encontramos con
Patri y su dueña, así que nos invitaron
a unos snacks y nos dejaron correr
un rato y estar juntos. Devoramos
los snacks en cero-coma mientras
contemplábamos la súper luna en el
atardecer.
¡ERA UNA LUNA REDONDA Y
NARANJA! Igual que
la cara de Mateo
cuando regresó de
Ámsterdam. ¡Qué
bonito todo!
Continuará...