Érase una vez un pequeño gatito llamado Gecko, que tenía una pasión desbordante por los coches. Desde que abrió los ojos por primera vez, sus orejitas se erizaban al escuchar el ronroneo de un motor y le encantaba subirse en inspeccionar todos los coches que llegaban a donde vivía. Un día, su curiosidad le jugó una mala pasada. Gecko se coló en el motor de un coche, y antes de darse cuenta, el coche arrancó y lo llevó  lejos de su hogar y su familia. Cuándo logró bajarse estaba en una cochera llena de coches. Desesperado, y muy asustado lloraba sin parar, con la esperanza de que alguien lo ayudara, pero tenía mucho miedo y a pesar de que los humanos lo llamaban e intentaban cogerlo él no se dejaba saltando de coche en coche sin parar. Tras dos largos días pudo ser rescatado con una jaula trampa y para sorpresa de los humanos que lo consiguieron, una vez capturado mostró su verdadera naturaleza: un gato súper cariñoso, que solo necesitaba un poco de amor y atención. Ahora, sano y a salvo, Gecko busca un nuevo hogar. ¿Quieres poner a este intrépido piloto en tu vida ? elarcadenoecordoba@gmail.com