La historia de Rocky debería titularse “A la tercera va la vencida”. Para entender a Rocky y poder ayudarlo, es necesario conocer su pasado. A Rocky lo abandonaron al nacer, en una bolsa de plástico, aún tenía su cordón umbilical. Una familia lo adoptó pero el ser humano volvió a fallarle una vez más, además de un atropello por el que tuvo que ser intervenido de una pata, nuestro pequeño sufrió malos tratos y esto le ha dejado unas secuelas importantes en las que actualmente se está trabajando con un profesional. Para su adopción, pedimos que cuando llegue a su nuevo hogar, tenga desde el principio la ayuda de un educador canino que le ayude en su proceso de adaptación y continúe trabajando las inseguridades de nuestro pequeño. Aunque aún necesita sociabilizar, cuando alguien se lo gana, siente lo especial y sensible que es nuestro pequeñín. Nuestro pequeño supone un gran reto pero, a cambio, tiene muchísimo que ofrecer. Es un diamante en bruto esperando a que por fin una familia que le demuestre que el amor no tiene límites, porque Rocky de eso sí que entiende.