Yeti fue encontrado en el cauce de un rio, entre unas rocas, no podía moverse. Al rescatarlo comprobamos que realmente, algún desalmado lo abandonó ahí, él nunca podría haber llegado allí por él mismo. Yeti casi no podía andar y tenía las uñas muy largas. Tras una exploración veterinaria, se dedujo que pasó su vida encerrado en algún lugar tan pequeño que no pudo desarrollar musculatura ni desgastar sus uñas. Una historia cruel que nuestro grandullón nunca tendrá que pasar. Ahora vive como un rey con una familia de acogida.